Wednesday, May 31, 2006

Dinero prestado/González


A esta casa de empeño no sólo se viene para salir de un apuro urgente, para pagar medicinas, renta, comida, ropa o vacaciones. Una joven entra para dejar un reloj de oro que le regaló su ex novio. Ahora, a cinco meses del rompimiento no quiere saber nada de él. No piensa refrendar su préstamo y lo dejará a la venta.

Álvaro González

La mujer sacó dos collares y un par de aretes de una pequeña bolsa negra de tela metida en su monedero. Entregó al valuador el regalo que le dieron sus padrinos el día de la fiesta de sus quince años. El valor sentimental de las joyas que trae a la casa de empeño Prendamex es grande, dice, pero por ahora eso se olvida, pasó el mes de julio y debe pagar la renta de los dos últimos meses.

El valuador las observa a detalle mientras la mujer se recarga en el mostrador. Pone una gota de ácido nítrico sobre las joyas y descubre su autenticidad y kilataje. Hace la valuación y Blancaparece satisfecha porque minutos después recibe el préstamo y firma el contrato. La operación apenas dura unos minutos. Las condiciones son las siguientes: si decide que la prenda continúe empeñada tendrá que renovar un contrato cada tres meses y se le cobrará intereses de aproximadamente 3.5 por ciento añadido al monto prestado. Si no tiene el dinero para desempeñar su prenda, ésta pasará al mostrador que está frente a la ventanilla de empeños para ponerse en venta.

“No me gusta atrasarme, hoy lo hice, acaban de despedir a mi esposo, pero con esto alcanza para la renta... aunque esperaba que me dieran más porque es joyería fina”. Esta era la primera vez que Blanca acudía a una casa de empeño, de hecho creía que las únicas instituciónes que prestaban dinero eran el banco y las cajas populares.

En México el mercado prendario está presente en poco más cuatro millones de familias: 2.5 acuden al Monte de Piedad y 1.5 a Prendamex, las dos empresas privadas más grandes que realizan esta actividad en el país. En el 2002, las 140 instituciones de asistencia privada que existen, ofrecieron a la gente préstamos que sumaron 6 mil 762 millones de pesos. Verdaderos motores de le economía.

En Prendamex solamente se recibe joyería y oro. A diferencia del Monte de Piedad, donde se empeñan electrodomésticos, muebles, automóviles y préstamos hipotecarios, además de joyería.

No pasan más de diez minutos en la sucursal de Plaza del Sol cuando llega otra mujer. Su camioneta Lobo de modelo reciente se estaciona en doble fila en una de las calles aledañas. La acompaña su hija, que se queda dentro del auto.

Camina rápido y desde lejos se alcanzan a escuchar sus tacones. Más cerca, el pelo teñido de negro luce con unos lentes negros que se ha subido en una especie de diadema. Lleva pantalón rojo y una blusa blanca con los dos últimos botones desabrochados y un bolso en su mano.

La valuación tarda apenas unos minutos, los mismos durante los cuales su hija habla por celular dentro de la camioneta. La mujer sale del lugar y mete el dinero en el bolso al momento que niega una entrevista.

El sitio vuelve a quedar solo. Han entrado en la última media hora dos personas a ver la joyería que se vende en unos sencillos aparadores. “He venido varias veces a ver cosas para mi novia. Me gusta comprar aquí porque resulta más barato que en cualquier joyería” dice uno de ellos envolviendo su mercancía. Otros sólo observan.

Cerca de la hora de cierre, un hombre que viste traje color marrón se acerca al policía que cuida el lugar y le pregunta el horario del lugar. Al ver que falta poco y no alcanza a hacer su operación se retira.

Al día siguiente una señora trae un par de collares que el valuador rechaza. Con un niño en brazos se retira de la sucursal para tomar el camión. En la parada explica que necesitaba el dinero urgentemente para comprar unas medicinas que neceita su hijo que no encontró en el Seguro Social.

Sin embargo, a esta casa de empeño no sólo se viene para salir de un apuro urgente, pagar medicinas, renta, comida, ropa o vacaciones. Una joven entra para dejar un reloj de oro que le regaló su ex novio. Ahora, a cinco meses del rompimiento no quiere saber nada de él. No piensa refrendar su préstamo y lo dejará a la venta. No dice su nombre por miedo a que su ex pareja se entere. En tres meses más el reloj regalado en su cumpleaños visitará los aparadores. “No te puedo decir cuánto me dieron, pero me urgía deshacerme del reloj. Cuando lo veía me enojaba porque me acordaba de él”.

La clase media y alta se ha apoderado de Prendamex. “Una vez llegó un señor con un reloj Rólex de oro y le dimos 30 mil pesos, es el más alto precio que he valuado”, explica Jaime Ríos, valuador que también trabajó para el Monte de Piedad. “Normalmente la gente trae buenas joyas, muy pocas veces me he encontrado con mercancía chafa”.

Prendamex nació en 1996. En siete años ha abierto más de 170 sucursales en el país, 90 más que el Monte de Piedad que cuenta con 80. En Guadalajara comenzaron operaciones en noviembre pasado. En menos de un año han abierto cinco sucursales en distintos puntos dentro de la Zona Metropolitana. “Es una institución fuerte y tenemos muchas ventajas con respecto a otros lugares de empeño. Los objetos están asegurados mientras se encuentran en nuestras bodegas. Las joyas son muy bien tratadas, se sellan y se etiquetan frente al usuario y sólo la persona que lo empeñó puede venir por sus prendas”, dice Laura Elena Márquez, Gerente Regional de la Zona de Occidente.

Márquez explica que el éxito de las casas de empeño en México se debe a que se trata de una especie de crédito a corto y largo plazo, según lo desee el cliente, que se da rápido, sin tantos trámites y estudios socioeconómicos, dando a la gente soluciones urgentes cuando el dinero hace falta.

En el Monte de Piedad el ambiente es muy distinto. En su tienda se ofrece discman a 200 pesos, reproductores DVD a 500, televisores, salas, cámaras de video y fotografía, salas, computadoras, aparatos electrodomésticos, paquetes de 15 discos compactos de distintos géneros (predomina la música de banda y ranchera) a 300 pesos y de 7 DVD a 700 pesos, todos sin ningún tipo de garantía. El aparador donde se encuentran las joyas usadas es el más concurrido.

A una puerta de distancia se encuentran las ventanillas de empeño y desempeño. La fila de pignorantes es larga y casi llega a la calle. “Y cuando terminan las vacaciones hay todavía más gente, ahorita está solo”, dice uno de los guardias de seguridad. Cada una de las cuatro líneas tiene cerca de 50 personas, la dedicada a la joyería, otra a los electrodomésticos, una para el desempeño y la más larga, la del refrendo para seguir con el empeño, trámite que se hace cada cuatro meses en el que se incluyen intereses y gastos por almacenaje. Una de las políticas del Monte de Piedad es que la prenda no puede ser refrendada más de tres veces.

Afuera de la sucursal los coyotes se mueven rápido ofreciendo mejores precios. Alrededor de diez cercan la sucursal ubicada en la Calzada Independencia y Dr. R. Michel es cercada a cuadra a la redonda.

Los clientes pocas veces mantienen relación con éstos y prefieren lo seguro. “Un día un primo vino con ellos y perdieron su mercancía sin pagarle un peso.” El hombre viste pantalón de mezclilla y carga con un televisor marca Sony de 20 pulgadas. Un policía le abre la puerta al notar que apenas si puede mirar. 40 minutos después sale con el efectivo, dice que no es mucho pero le hace un “paro” para llevar adelante esta semana. “Espero que pronto me paguen unos trabajos de carpintería que he hecho para venir por la tele, porque si no ¿dónde voy a ver el futbol?”

Los llamados bancos de los pobres, ahora no lo son tanto. Sin embargo, siguen siendo parte fundamental de la dinámica económica en México. El giro prendario representa para el país un mercado de seis mil millones de pesos, según el presidente del Consejo de Administración de Prendamex Roberto Alor Terán en una entrevista concedida al periódico Reforma. Mientras que el Monte de Piedad realiza anualmente trece millones de operaciones de préstamos. El dinero se mueve.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home